La Ascensión de Cristo,
por Salvador Dalí (1904-1989),
Óleo sobre lienzo,
Pintado en 1958
© Salvador Dalí, Colección privada
Ahora me dirijo a quien me envió
Juan 16: 5-11
Jesús dijo a sus discípulos:
'Ahora me dirijo a quien me envió. Ninguno de ustedes ha preguntado: "¿A dónde vas?"
Sin embargo, estás triste de corazón porque te he dicho esto. Sin embargo, debo decirte la verdad: es por tu propio bien que me voy, porque si no me voy, el Abogado no vendrá a ti; pero si me voy, te lo enviaré. Y cuando venga, mostrará al mundo lo equivocado que estaba, en cuanto al pecado, y en cuanto a quién tenía razón, y en cuanto al juicio: en cuanto al pecado: lo demuestra su negativa a creer en mí; en cuanto a quién tenía razón: lo demuestra mi marcha al Padre y que ya no me veis; en cuanto al juicio: lo demuestra que el príncipe de este mundo ya está condenado".
Reflexión sobre la pintura
Estamos a dos días de la fiesta de la Ascensión de Cristo, que conmemora nuestra creencia cristiana en la ascensión corporal de Cristo al cielo. En el Evangelio de hoy oímos a Jesús preparando a sus discípulos sobre el lugar al que podría ir... de vuelta a su Padre. Como en todos los cuadros de Dalí, la composición es bastante compleja y, al mismo tiempo, muy llamativa. Lo primero que notamos es que miramos hacia arriba, hacia los pies de Cristo, atrayendo nuestra mirada hacia el interior y hacia arriba, a lo largo de su cuerpo, hasta la paloma que está encima, que simboliza el Espíritu Santo. Como en la mayoría de los cuadros de Dalí sobre Cristo, su rostro no es visible. Dalí no se sentía digno de pintar el rostro de Cristo, un gesto sencillo pero a la vez hermoso del artista cuando pintaba temas religiosos. Encima de Cristo está Gala, con los ojos humedecidos por las lágrimas. Gala era la esposa de Dalí, a la que adoraba y a la que utilizaba a menudo para modelar la figura de la Virgen. La figura de Cristo, desde sus pies en primer plano hasta sus brazos extendidos, forma un triángulo perfecto, la Trinidad. El círculo amarillento detrás de Cristo es la estructura ampliada de un átomo. Dalí dijo al respecto 'En mi sueño, que era de colores vivos, vi el núcleo de un átomo, que vemos en el fondo del cuadro; este núcleo es la verdadera representación del espíritu unificador de Cristo, dentro de todos nosotros".
Sin embargo, para mí hay algo más. En este cuadro, Dalí reúne magistralmente tres temas cristianos centrales:
- El Crucifixión: Cristo se muestra aquí en la postura de la Crucifixión. Sus manos recuerdan más la agonía que el éxtasis o la alegría de ascender de nuevo a su Padre. Las manos de Cristo son casi como garras, reflejando un gran dolor. También sus pies están alineados juntos como en la cruz. Además, no lleva la ropa tradicional de la Ascensión, sino el taparrabos típico de sus cuadros de la Pasión.
- El Resurrección: Mira las manos y los pies de Cristo: no hay marcas de la crucifixión en el cuerpo resucitado de Cristo. Sus brazos están limpios de cicatrices, no hay manos traspasadas, no hay marca de lanza en su costado... Se muestra el triunfo de Jesús sobre la muerte.
- El AscensiónEl cuadro, como ya se ha explicado, tiene una composición en la que se ve a Cristo ascendiendo al cielo.
Tras ser crucificado y resucitar, Cristo asciende al cielo. Los tres acontecimientos están sutilmente reunidos en el mismo cuadro. Ahora voy al que me ha enviado".
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