Lucas 21:29-33

Ya hemos visto algunas obras de arte botánico (haga clic en aquí) en el que hablamos de la "naturaleza" de esta forma de arte. Jesús compara el capullo de un árbol, como un presagio de la flor que viene. A menudo, los acontecimientos también pueden advertirnos de lo que está por venir. La imagen que utiliza de un árbol floreciendo es hermosa, ya que los árboles a veces no florecen, pero tienen la oportunidad de volver a florecer al año siguiente, o al siguiente y así sucesivamente. El árbol tiene una segunda oportunidad dentro de sí mismo, cuando se le nutre y alimenta adecuadamente para que dé frutos. Así también nosotros recibimos segundas oportunidades una y otra vez por parte de Cristo.

Además, Jesús nos invita a estar alerta y a fijarnos en los signos de los tiempos que nos ayudarán a discernir entre lo que es verdadero y lo que es falso o meramente pasajero. En cierto modo, todos estamos siempre pendientes de los signos. No necesariamente signos externos, sino más bien los movimientos internos de nuestro corazón. Somos conscientes de lo que da consuelo o desolación al corazón. Estas señales son sentimientos que nos ayudarán a analizar una situación determinada y a discernir cuál es el camino correcto.

Jesús se inspira en la naturaleza para explicar su punto de vista; nuestra artista japonesa de hoy, Asako Kuwajima, dibuja la naturaleza literalmente de una manera muy detallada y hermosa. Las flores que dibujó ya no están, pero el árbol florecerá una y otra vez si se le nutre correctamente...