El martirio de San Esteban,
Pintado por Annibale Carracci (1560-1609),
Pintado entre 1603 y 1604,
Óleo sobre cobre
© Museo del Louvre, París
Día de San Esteban
Mateo 10:17-22
Jesús dijo a sus discípulos: 'Guardense de los hombres: los entregarán a los sanedrines y los azotarán en sus sinagogas. Serán arrastrados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los paganos. Pero cuando los entreguen, no se preocupen por cómo hablar o qué decir; lo que tengan que decir se les dará cuando llegue el momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los harán morir. Seréis odiados por todos los hombres a causa de mi nombre; pero el hombre que se mantenga firme hasta el final se salvará.'
Reflexión sobre la pintura
Hoy celebramos a San Esteban, el primer mártir cristiano. Según los Hechos de los Apóstoles, era diácono en la Iglesia primitiva de Jerusalén. Con sus enseñanzas se ganó bastantes enemigos en las sinagogas. Acusado de blasfemia, en su juicio pronunció un largo discurso en el que denunció a las autoridades judías que le juzgaban y fue apedreado hasta la muerte. Su martirio fue presenciado por Saulo de Tarso, comúnmente conocido como San Pablo.
En nuestro cuadro de Annibale Carracci, vemos a San Esteban diciendo sus últimas palabras, fuera de las murallas de la ciudad. El mártir ya está de rodillas y sangrando. No presta atención a los hombres que están a punto de apedrearlo, pero ya mira con gracia al ángel que flota hacia él portando la corona y la palma, símbolos del mártir. El ángel es un mensajero celestial enviado desde los reinos dorados del cielo que podemos ver en la esquina superior derecha, que revelan una visión de Dios y de Cristo contemplando toda la escena... y para presenciar su martirio.
Puede parecer extraño que celebremos el martirio de San Esteban el día después de Navidad, cuando todavía estamos inmersos en la alegría de celebrar el nacimiento de Cristo, ayer. Pero eso es exactamente lo que es nuestra fe. No es una emoción, sino una paz profunda y un amor por Cristo que sigue ahí en medio de las tribulaciones y ante la muerte. Nos recuerda que esto es exactamente por lo que Cristo vino a la tierra ayer... para salvarnos de nuestros pecados muriendo por nosotros en la cruz...
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