Mateo 11:16-19

Muchos de ustedes reconocerán la obra de arte de hoy. Aunque tal vez no conozcan este cuadro, probablemente estén familiarizados con el estilo pictórico, tan típico de LS Lowry. Lo interesante es que Lowry nunca fue un artista a tiempo completo. A los veinte años, empezó a trabajar como recaudador de rentas, y éste sería su principal oficio durante las siguientes cuatro décadas. La mayoría de las tardes, al volver del trabajo, pintaba hasta altas horas de la noche. No está mal, ya que nuestro cuadro de hoy se vendió por 1,2 millones de libras el verano pasado. Vemos a unos niños jugando delante de un edificio en ruinas con las ventanas tapiadas. Unos hombres fuman y pasan el tiempo al otro lado del muro, ajenos al juego de los niños que se desarrolla detrás de ellos. No cabe duda de que pudieron oír ellos niños se gritan unos a otros', como menciona Jesús en la lectura del Evangelio de hoy. 

Nosotros también somos a menudo esos niños peleones. Parece que estamos rodeados de conflictos, sarcasmo, negatividad, ver quién puede poner las declaraciones más insultantes en las redes sociales, política dura, etc. Pero entre todas estas peleas a gritos que ocurren a nuestro alrededor, ¿a quién escuchamos? ¿Es a Dios o al último político o celebridad? Sospecho que Jesús está dirigiendo sus palabras directamente a nuestra sociedad del siglo XXI: los niños que se pelean en el mercado, que no quieren escucharse unos a otros. Había niños que gritaban hace dos mil años, y en la ciudad que Lowry pintó en los años 30... pero poco ha cambiado, todavía no hemos progresado mucho en ser siempre tolerantes, aceptar y amar a los demás.