La imposición de manos del obispo Davies a Patrick el miércoles durante el rito de ordenación al diaconado.
Mediante la Imposición de Manos y la Oración de Consagración, la gracia del Sacramento del Orden es solicitada y conferida por el poder del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia.
La imposición de manos del obispo Davies a Patrick el miércoles durante el rito de ordenación al diaconado.
Mediante la Imposición de Manos y la Oración de Consagración, la gracia del Sacramento del Orden es solicitada y conferida por el poder del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón
Mateo 6:19-23
Jesús dijo a sus discípulos: No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los destruyen y los ladrones pueden entrar a robar. En cambio, acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma los destruyen y los ladrones no pueden entrar a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Por lo tanto, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo será oscuridad. Si entonces, la luz dentro de ti es oscuridad, ¡qué oscuridad será!'
Reflexión sobre la lectura de hoy
Todos apreciamos la verdad de las palabras de Jesús en nuestra lectura del Evangelio de hoy: "Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón". Entregamos todo nuestro corazón a quien sea o a lo que sea que atesoremos. Una vez que hemos encontrado un tesoro, queremos protegerlo, guardarlo y apreciarlo.
Así que la pregunta es ¿en qué tesoro queremos gastar nuestro tiempo y nuestra vida? Se necesita oración y discernimiento para descubrir lo que es verdaderamente valioso.... lo suficientemente valioso como para entregar todo nuestro corazón. Todos tenemos personas en nuestra vida a las que llegamos a valorar y atesorar, personas que significan mucho para nosotros y a las que entregamos libremente nuestro corazón. Y las personas siempre significarán mucho más que las "cosas" a las que damos nuestro corazón. Pero Jesús da un paso más. Dice que Dios es nuestro último tesoro. Dios es el único que merece TODO nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma.
En su carta a los filipenses, Pablo declara: "Todo lo considero pérdida por el valor supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor". Cristo era el mayor tesoro de Pablo. A él le entregó Pablo todo su corazón. Por eso fue tan especial, hace dos días, ser ordenado sobre la tumba de San Pablo.
Comparto con ustedes el momento en que el Obispo Mark Davies me impuso las manos durante el Rito de Ordenación al Diaconado. Fue un momento en el que ocho de nosotros entregamos nuestros corazones a Cristo.
Espero que los posts de los últimos tres días hayan transmitido algo de la alegría que he experimentado... y mañana, ¡volvemos a ver arte!
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Enhorabuena. Con amor y oraciones.
Gracias por compartir. Que Dios te bendiga