Mateo 8:18-22

Muchos de ustedes conocerán esta escultura de Timothy Schmalz. Titulada "Jesús sin hogar", muestra una figura de tamaño natural envuelta en una manta de lino que muestra heridas visibles en sus pies. Jesús está representado como un indigente, durmiendo en un banco del parque. Su rostro y sus manos están ocultos. Schmalz visitó al Papa Francisco en noviembre de 2013 para presentar una versión en miniatura de esta estatua. Recordó la reacción del Papa: "Se acercó a la escultura y fue escalofriante porque tocó la rodilla de Jesús, cerró los ojos y rezó. Fue como, eso es lo que está haciendo en todo el mundo: llegar a los marginados." Tres años después, en 2016, se instalaron más de 100 moldes de la escultura en todo el mundo. 

Lo que me gusta de la escultura es que Jesús deja suficiente espacio en el banco para que otra persona se siente a su lado ..... En nuestra lectura del Evangelio de hoy, Jesús dice que el 'El Hijo del Hombre no tiene dónde apoyar la cabeza". Supongo que podemos decir que cuando Jesús comenzó su ministerio se convirtió en un vagabundo. Él y sus discípulos se movían de un lado a otro y se alojaban en las casas de quienes los acogían. Ahora estoy de vuelta en Londres para el verano y hace poco hablaba con un amigo mío que me preguntó cuál era el mayor ajuste de entrar en el seminario. Para mí, probablemente sea el hecho de que todos los lugares se han convertido en mi hogar y ningún lugar es también mi hogar. Así será en el futuro. Al no saber dónde acabaré o me enviarán, tendré que seguir cambiando de casa. Y eso está bien. Es como si Jesús en la lectura de hoy nos pidiera a los seminaristas: '¿Estás seguro de que quieres estar sin hogar conmigo y seguir moviéndote conmigo a donde yo quiera que vayas?"