Cristo cura a los ciegos,
Pintado por Philippe de Champaigne (1602-1674),
Pintado alrededor de 1655-60,
Óleo sobre lienzo
© Timken Museum of Art, San Diego / WikiCommons
Mientras Jesús seguía su camino, dos ciegos gritaron
Mateo 9:27-31
Mientras Jesús seguía su camino, dos ciegos le siguieron gritando"Apiádate de nosotros, Hijo de David". Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: "¿Creen quen que puedo hacerlo? Ellos respondieron: "Señor, lo creemos". Entonces les tocó los ojos y les dijo: "Que se haga con ustedes conforme a su fe." Y recuperaron la vista. Entonces Jesús les advirtió con severidad: 'Asegúrense de que nadie se entere de esto.'. Pero cuando se fueron, hablaron de él por toda la región.
Reflexión sobre la pintura
Nuestro cuadro de Philippe de Champaigne representa a Cristo señalando con su mano derecha a dos ciegos que están arrodillados en el extremo izquierdo, bajo el techo de un cobertizo. Cristo aparece con vestimenta azul y púrpura. Podemos ver a la gente en la cola de la procesión, corriendo para seguir a Jesús. Pero nuestro cuadro está dominado por un hermoso paisaje. El escenario exterior de las curaciones casi sobrepasa el propio milagro. Vemos árboles imponentes a la izquierda, palmeras exóticas a la orilla del río, una ciudad amurallada en el centro y montañas escarpadas en la distancia. Hay una casa construida sobre rocas, de la que hablamos en la lectura del Evangelio de ayer. La tranquila grandeza del paisaje complementa la curación de los dos ciegos por parte de Cristo. Obsérvese cómo el propio cuadro pasa de la ceguera a la luz (de la zona inferior izquierda, más oscura, donde están sentados los dos ciegos, a la parte superior derecha, más luminosa, del lienzo).
Pero probablemente el aspecto más interesante de este cuadro es cómo Philippe de Champaigne representa el momento justo antes de la curación, más que la curación en sí. Los dos hombres gritan, con los brazos extendidos, suplicando ser curados. Como han tomado la iniciativa, Jesús responde, empezando por señalarles. Así, les hace participar en su propia curación. Su curación ya comenzó cuando gritaban y suplicaban. Nuestra propia curación espiritual comienza ya en el mismo momento en que decidimos acudir a Dios.
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